La atención de China a las bajas emisiones está afectando a los metales industriales, después de que anunciara audaces objetivos para reducir sus emisiones de carbono. El país se enfrentará a importantes retos políticos para acabar con su fuerte dependencia de los combustibles fósiles. La transición a una economía con bajas emisiones de carbono también puede repercutir en la demanda y el precio de los metales, como el cobre, el aluminio y el acero. En este artículo comentaremos la apuesta de China por las bajas emisiones afecta a los metales industriales.
Ambiciosos objetivos de reducción de CO2
El Presidente Xi Jinping anunció en la Asamblea General de la ONU, en septiembre de 2021, que China alcanzaría la neutralidad de carbono en 2060. También que las emisiones de dióxido de carbono alcanzarían su punto máximo antes de 2030. Aun así, es probable que el elevado uso de carbón en China sea un hábito difícil de frenar.
La apuesta de China por las bajas emisiones afecta a los metales industriales
Un reto inmediato al que se enfrenta es el de ser capaz de generar suficiente capacidad energética para alimentar el crecimiento, ya que, el Primer Ministro Li Keqiang ha fijado un objetivo de PIB para 2021 superior al 6%.
Un reciente informe de Fitch Ratings afirma que el país está aumentando considerablemente su capacidad de energía “verde”. China está incrementando la energía eólica en 71,7 gigavatios y la solar en 48,2 gigavatios en 2020. Pero también ha añadido 38,4 gigavatios de energía generada con carbón. Esta evolución ha llevado a la anómala situación de que China sea el mayor productor mundial de energía solar y eólica. A la vez que también es el mayor productor de energía de carbón, en 2020, más que el resto del mundo junto.
El camino hacia la reducción del carbono
El último plan quinquenal de China fue publicado en marzo. A pesar de sus ambiciosos objetivos de reducción del carbono, no esboza medidas para reducir su dependencia del carbón, sino que afirma que “controlará racionalmente la escala y el ritmo de desarrollo de la generación de energía con carbón”.
La recientemente publicada Hoja de Ruta de la Transición Energética para 2021-2025 ofrece más detalles. Establece como objetivo que las fuentes de combustibles no fósiles representen el 20% de la energía del país en 2025, frente al 16% en 2020.
El impacto de la descarbonización en las materias primas
Los objetivos de descarbonización de China van a tener un impacto significativo en las industrias más intensivas en energía, especialmente en la producción de aluminio y acero.
La fundición de aluminio es muy intensiva en energía. Aunque se ha producido una cierta migración de la industria a regiones del suroeste de China, que se benefician de la generación de energía hidroeléctrica, el resto del país sigue dependiendo en gran medida de la producción basada en el carbón. Los precios del aluminio alcanzaron en abril los máximos de la década. Esto ocurrió después de que se suspendiera temporalmente la producción en Mongolia Interior, al no cumplir la región los objetivos de eficiencia energética. La industria ya tiene un límite de capacidad anual de 45 millones de toneladas. La nueva capacidad de fundición sólo se permite cuando sustituye a la antigua, por lo que, algunos analistas especulan que China podría haber superado ya el pico de producción de aluminio.
La apuesta de China por las bajas emisiones afecta a los metales industriales
El interés de China por las bajas emisiones afecta a los metales industriales y directamente a las empresas siderúrgicas. Éstas se ven presionadas a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero. Baowu Steel, el mayor productor de acero de China, se ha comprometido a ser neutro en carbono para 2050. Las dos formas principales en que las empresas siderúrgicas pueden reducir sus emisiones son el uso de fuentes de energía limpias o la utilización de chatarra para la producción.
Mientras tanto, la atención a la energía “verde” probablemente aumentará la demanda de cobre, que es un componente clave en los sistemas de energía renovable, como las plantas solares y eólicas, así como los vehículos eléctricos. Se espera que la demanda mundial de cobre para los sistemas de energía solar y eólica aumente un 56% en 2027 con respecto a los niveles de 2018, según una investigación de la Asociación Internacional del Cobre (ICA). Aunque no se ofrece un desglose por países, China es el mayor productor mundial de paneles solares y turbinas eólicas con cierto margen sobre el resto del mundo, lo que sugiere que la demanda de cobre se acelerará en los próximos años.
Perspectivas de los productos básicos
El interés de China por las bajas emisiones afecta a los metales industriales y hace que se centre en cumplir sus objetivos de reducción de carbono. Podemos esperar una volatilidad en los precios de las materias primas en cuestión. Es probable que la demanda de aluminio y acero siga siendo fuerte, al menos a corto plazo. Sobre todo porque el primero se utiliza también en paneles solares, turbinas eólicas y vehículos eléctricos. Pero la oferta podría verse afectada por las medidas políticas dirigidas a estas industrias de alto consumo energético. Mientras tanto, se espera que la demanda de cobre siga creciendo debido al papel clave que desempeña en la producción de sistemas de energía solar y eólica.
La apuesta de China por las bajas emisiones afecta a los metales industriales
El impacto de la transición energética de China en la demanda de carbón es mixto. Aunque a largo plazo la demanda se reducirá, a medida que China se vaya orientando hacia la energía verde, a corto plazo se espera que la demanda siga siendo elevada. De hecho, el XIV Plan Quinquenal establece que la producción anual de carbón se limitará a 4.100 millones de toneladas. Para ponerlo en contexto, la producción de carbón de China fue de 3.900 millones de toneladas en 2020. Ante la posible incertidumbre sobre cómo afectarán las ambiciones de descarbonización de China a estas materias primas, los mercados clave de los metales “verdes”, como el cobre y el aluminio, seguirán siendo objeto de estrecha observación.
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